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Relevo del Paisaje para un Tiempo Nuevo

La gracia supone la naturaleza. Hay una voz de Dios en ese piso terrenal precordillerano. Entonces es importante una visión más técnica de lo que pasó y cómo debiera abordarse una renovación del paisaje. Para esa mirada secular, Hector Reyes, a través de este informe técnico que nos comparte, entrega pistas que han de considerarse con seriedad. Conoce Bellavista como la palma de su mano. Ya participó en la intervención para el Jubileo de oro, 1999, y ahora está involucrado en esta nueva mirada y nuevas decisiones que requerirán tiempo. Tito está muy agradecido de participar en esta empresa; quiere a Bellavista.

Héctor Tito Reyes
Ingeniero Agrónomo, Postítulo en Arquitectura y Manejo del Paisaje, Pontificia Universidad Católica de Chile

La caída de los Cedros acompañantes del Santuario Cenáculo de Bellavista, fueron testigos silenciosos del paso del tiempo; siendo imagen y parte de la identidad y memoria de este lugar santo hasta el Jubileo del 31 de Mayo de los 75 años.

No obstante, fueron elementos vulnerables a la fuerza de la naturaleza, con una biología como cualquier otro ser vivo, en que su período de vida es condicionado por las características propias de una “conífera inmigrante” de otras latitudes ecológicas, aunque similares a los de Bellavista, pero no iguales. Como también fueron afectados por el buen o mal manejo cultural que se hizo durante este tiempo.

Tratando de realizar una aproximación de las causas técnicas de lo que ocurrió con estos Cedros, con los fuertes vientos a velocidades superiores a los 120 kms. por hora provocó el desarraigo y/o fractura de los sistemas radiculares de estos árboles, se puede afirmar que hay concomitancia de muchas variables entre otras:

1. El cambio climático ha provocado intensas rá­fagas de viento, llegando al límite de un “huracán grado 1”.

2. Los árboles poseen una relación de biomecánica y/o equilibrio entre la biomasa aérea y radicular, que por mal manejo cultural se producen desequilibrios que potencialmente producen efectos adversos a la estabilidad estructural de los árboles, que bastaría como un evento anteriormente descrito para pro­ducir la caída de ellos.

3. Los Cedros tienen un hábito de crecimiento pi­ramidal de gran altura, sin embargo, no ocurre lo mismo con sus raíces que no son pivotantes, sino que fasciculadas, explorando de forma horizontal en un perfil de suelo que no pasa los 1,5 mts. de profundidad.

4. Las raíces son como los cimientos de un edificio, si se hace cualquier excavación en el suelo que afecte las raíces, ya sea para emplazar tuberías de servicio, de electricidad, riego y /o pavimentos que alteran la permeabilidad de suelo, impidiendo la infiltración del agua de riego y la aireación de este, las raíces necesitan oxígeno. En árboles adultos, estás labores descritas los afectan irremediablemente, quedando la estructura vulnerable a la fuerza del viento, rea­lizando un efecto pandeo de toda la biomasa aérea, que produce el desarraigo y/o fractura de raíces provocando de esa manera la caída.

5. La plaga del pulgón del cedro, insecto que succio­na savia produciendo exudación, también influyó en el debilitamiento de estos cedros; no obstante, los más de 10 años de sequía y altas temperaturas de primavera verano también afectaron el debili­tamiento de estos ejemplares.

6. El agua de riego cada vez será más escasa y de más alto costo, en consecuencia se deberán disminuir las superficies de césped y los árboles emplazados en medio de estas áreas, deberán tener un riego inde­pendiente, ya que estos enraízan más profundo que el césped, pero si reciben el mismo riego del pasto, es decir, de alta frecuencia y corta duración, la lámina de agua en el perfil del suelo será poco profunda y entonces los ejemplares arbóreos desarrollarán un sistema radicular más superficialmente quedando más expuestos a voltearse con el viento.

Los árboles deben regarse con una frecuencia más distanciada, pero con un tiempo de riego más largo, para que este sea más profundo en el perfil del suelo y así las raíces tengan un mayor anclaje.

Otro aspecto que es muy importante destacar, es que Bellavista es una pequeña ciudadela de construcciones independientes, que corresponden a los diferentes Institutos de Schoenstatt, ya sea de los Padres, Hermanas, Casa de Formación. Pere­grinos, etc.; que hasta ahora se relacionan en forma inorgánica espacialmente, en vegetación y paisaje en general. Sería interesante elaborar un plan maestro que permita la independencia e intimidad de cada institución, pero a la vez exista algo que otorgue unidad y mayor organicidad.

Esto adquiere mayor relevancia al darnos cuenta que Bellavista, ya no es el lugar agrícola y bucólico de antaño, sino que hoy es un “parque urbano” rodeado cada vez más de edificios en altura.

La comuna de La Florida carece de áreas verdes que presten servicios ecosistémicos, Schoenstatt en Bellavista es un espacio verde privado, pero de interés público y pastoral. De aquí radica la impor­tancia de re-diseñar este lugar con especies arbóreas propias del territorio como lo son: Quillayes, Peu­mos, Bellotos, todos de hoja persistente, los cuales se pueden asociar con otras especies inmigrantes apropiadas para las nuevas condiciones climáticas como lo son: Encinas negras, Algarrobos europeos y Celtis australis.

Todas estas especies pueden ser el nuevo ropaje que dará el respaldo y arraigo del Santuario al lugar. Son especies probadas empíricamente en el territorio de la Región Metropolitana y las nativas han evolucionado adecuadamente desde tiempo geológicos.

Una vez desarrollados los árboles organizados en forma coherente, para vestir el lugar de acuerdo a como se realicen las expresiones religiosas y pasto­rales; sus copas constituirán un biombo horizontal a cierta altura, no solo para dar sombra sino también para dar mayor intimidad al lugar respecto de los edificios que están emergiendo en el perímetro.

Como conclusión y desafío, lo que se debe hacer hoy, en el nuevo diseño del paisaje inmediato que rodea al Santuario, es emplazar un nuevo “ropaje de material vegetal arbóreo” descrito anteriormente; lo que otorgará una identidad de lugar más sustentable y sostenible en el tiempo, otra estética, igualmente bella que asocie especies de hoja persistente y cadu­ca, no necesariamente todas nativas, que entreguen una fenología interesante en las cuatro estaciones del año.

Que proporcionen sombra, colores otoñales y estructuras leñosas fuertemente lignificadas y atractivas en invierno, que soporten fuertes vien­tos y con un manejo cultural con asesoría técnica en protocolos de plantación y poda adecuada de formación, de esta forma comenzaremos a preparar el paisaje del Santuario para el Jubileo de los 100 años y mientras los árboles crecen silenciosamente diseñaremos un jardín de arbustos y herbáceas que harán más amable la espera de las futuras sombras, copas, colores y texturas.

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