Aniversario que celebramos de una forma muy diferente… físicamente no podemos estar juntos esta vez, pero de manera espiritual probablemente estemos mucho más unidos que en cualquier otra ocasión. Unidos a nuestro querido hogar común y vinculados entre nosotros y con tantos otros hermanos que están sufriendo.
Seguramente han escuchado que cuando se iba a bendecir este Santuario el 20 de mayo de 1949, hubo una lluvia torrencial el día anterior y por eso tenían dudas si postergar la bendición, dadas las dificultades que había para llegar. Sin embargo, ésta no se postergó y fue así que las primeras palabras del Padre Kentenich, tomando esa situación, fueron:
“Rara vez habrá estado unida a tantas dificultades como ahora, la bendición de un Santuario de la Madre Tres Veces Admirable. Si es verdad el antiguo refrán: «La medida de las dificultades será la medida de las gracias», entonces podremos contar con un extraordinario caudal de gracias”.
José Kentenich 20.05.1949
Nosotros, que conocemos Bellavista y estamos vinculados a ese santo lugar, bien sabemos que es un lugar extraordinario de gracias y por eso, a la luz de la fe en la Divina Providencia, no nos es difícil relacionar el robo de la corona de este Santuario – aquel 18 de enero del 2018 – con la serie de acontecimientos que luego se desencadenaron… crisis en la Iglesia, crisis social y ahora esta crisis sanitaria y económica a nivel mundial. Quizás nos vienen a la mente aquellas otras palabras que el Padre Kentenich dijo aquí en Chile: “También a la sombra de este Santuario se co – decidirán los destinos de la Iglesia y de la sociedad por siglos”.
Sí, creemos firmemente que nuestra Reina – desde su Santuario – es gestora de un mundo nuevo y que para ello nos necesita como sus instrumentos. Es por eso que con una profunda confianza de hijos y, unidos a toda la Familia de Schoenstatt Nacional e Internacional, le devolveremos a la Mater su corona este 31 de Mayo, con toda la fuerza y la gracia del Espíritu Santo, pues además celebraremos la fiesta de Pentecostés.
““Nuevamente le pedimos a la Mater que se manifieste en nuestro desvalimiento y nos use como instrumentos, en esta hora de coronación y conversión.(…) Por eso afirmamos como Familia: “Con nuestro Padre, queremos ser un signo de esperanza en la conducción de Dios, asumiendo el desafío de conversión personal, comunitaria y social que el tiempo actual nos exige, comprometiéndonos con el proceso país y del mundo que vivimos, saliendo al encuentro de los demás y siendo Familia en medio de nuestro pueblo””.
Padre Juan Pablo Rovegno, Director del Movimiento en Chile. *Revista Vínculo
Ese es el compromiso que queremos asumir y que se quiere expresar en la nueva corona que le queremos regalar a María. Ésta tiene 3 dimensiones que, la Familia de Schoenstatt de Chile, ha ido trabajando y que nos invita a todos a sumarnos en este espíritu y así juntos vivenciar esta gran hora de gracias:
La Corona de la Misión expresa nuestro desvalimiento, nuestra confianza en la conducción de Dios y el poder de María, y nuestra necesaria colaboración, al servicio de la misión de Schoenstatt para la gestación de un mundo nuevo.
La Estrella es el elemento nuevo que incorporamos en la corona por el contexto que vivimos. La estrella nos conduce a Jesús, porque el mundo nuevo que tiene que surgir, necesita ser configurado desde Cristo, para ser un tiempo de Esperanza.
La Familia. En la historia de Schoenstatt ante cada desafío y dificultad del tiempo, nuestro Padre Fundador puso su confianza en su Familia: juntos podemos responder a la misión de configurar el mundo en Cristo a la manera de María. Además, porque la pandemia ha puesto a la familia y el santuario hogar en el centro, como primera escuela de la fe, de la vida, del servicio y del amor.
La invitación por lo tanto es a ser parte de la corona de la misión. La misión y el mundo nuevo que surgirán, necesitan de nuestra conversión personal, comunitaria y social, y de nuestra decidida colaboración. Todos podemos hacer nuestro aporte espiritual y concreto a partir del propio ideal personal, matrimonial o comunitario, desde el propio trabajo y profesión, desde la propia vocación y originalidad, desde el servicio que cada uno presta en la sociedad y en su realidad, desde su tarea de autoformación y desafío de conversión. Este signo lo depositaremos como Familia, en la vasija del Capital de Gracias de nuestro Santuario de Bellavista, para respaldar con el “nada sin nosotros”, el “nada sin Ti” de la corona de la Mater. (Este aporte puede ser enviado de manera virtual para ser depositado en el Santuario y entregado a la Reina el día 31)